Fin de viernes, de semana… ¡y de internación!

Hizo una visita el médico que supervisa la internación domiciliaria. La vio muy bien y oficializó, seis meses y veinte días después de comenzado este baile, el alta de la internación.
De todas maneras, como el tema de fondo continúa, mandó a hacer nuevos análisis de sangre y queda a la espera de los resultados de la tomografía e informes de la semana que viene.

De acá en más iremos viendo qué pasos tocará dar a partir de cómo se vayan desarrollando los estudios sucesivos.

Como el flujo de novedades pasará a ser, gracias a Dios, más pausado, vamos a darle, ¡finalmente!, un descanso a este canal de comunicación.

Eso sí, no sin antes compartirles un paseo por el jardín y plantas que tantas horas de amor y trabajo tiene dedicadas. En tiempos de distanciamiento físico, vale un acercamiento virtual a esta pequeña gran obra que tiene el sello inconfundible de la pasión de mamá por sus plantas. Se entra haciendo clic acá: https://flic.kr/s/aHsmVUaz1e (Nota: es más cómodo de ver en un monitor de compu que en la pantallita de un teléfono).



También es momento de agradecer INMENSAMENTE a todas y cada una de las personas que a lo largo de estos meses durísimos estuvieron cerca, comunicándose, acompañando, mandando cariño, fuerzas, ánimos; ESTANDO. A todos ustedes, LOS TRES les damos las GRACIAS de corazón más grandes que se puedan imaginar. Fueron (y son) el punto de apoyo.

Mención especial a los que se tomaron el trabajo de acercarnos mimos culinarios en momentos en los que todo era un delirio: amigazo Alé, por las magias heladas de El Fundador, Majo, por las tortas y espumantes adictivísimos, Guille y Adriana, por abrirnos el portal –y la receta!!- de ese flan casero (y ese culito de champagne en la Nochevieja más áspera de la que tengo memoria), y Catherine, por esa sobrenatural mousse helada de frutillas que me tiene esperando el próximo verano para poner la receta a prueba. ¡¡GRACIAS!!

Y en lo estrictamente personal, gracias a los tres seres fuera de toda medición y escala que me bancaron como nadie TODOS los fuckin días, desde el primero hasta hoy, sin flaquear NI UNO… ¡y siguen! Eve, Guada y Mery. De otro planeta. De otra galaxia. De otra vida.

A todos: espero, en el mejor de los sentidos, no tener que volver a escribir acá.
Igual que espero que lo más pronto posible podamos volver a darnos un abrazo. Uno de Esos, de los de verdad.


Mientras tanto, seguimos cerca.


GRACIAS.-


 

Finalizado el jueves.

Aparte de una breve caminata de pocas cuadras, gran parte del día estuvo enfocado a rastrear nombres de plantas entre libros, catálogos, notas y apuntes. Vamos terminado de armar la “visita virtual” al jardín, y la clasificación de especies nos tiene las seseras recalentadas. Si se trataba de sumar actividad intelectual, estamos poniéndonos al día a máxima velocidad.

Por el jardín real se anda poco estos días: el fresco y las pocas horas de luz no lo hacen muy invitante.
Sí, en cambio, la terraza, a la que le da el sol todo el día y permite unas horas de reposera y fotosíntesis.
 

Terminado el martes.

Mientras arrancan los preparativos para los estudios de la semana que viene, estamos dando los últimos toques a una visita guiada virtual a los Jardines de Washington que compartiremos en brevísimo. A fin de cuentas, tanto trabajo jardinísitico amerita abrir las puertas para que se luzca.

Pronto más novedades.
 

Fin de lunes.

Visita al clínico de cabecera. En una charla larga se repasó la evolución de todos estos meses y se analizaron diferentes escenarios hacia adelante. El balance hasta hoy es positivo, dentro de lo complejo del cuadro general.

El peso es correcto, igual que el estado clínico general. En lo anímico, es normal encontrarse con los vaivenes lógicos del caso.

Dentro de una semana se harán estudios para tener un panorama objetivo en cuanto a la evolución de las cosas, tanto desde lo oncológico como desde la colostomía y lo clínico en general.


 

Domingo y fin de semana terminados.

El fin de semana quedó sangucheado entre las visitas médicas del viernes y mañana, lunes. Así que la ansiedad es bastante protagonista.

A pesar del frío hubo unas salidas al sol de la terraza. No mucho más en exteriores.

Después, gran protagonismo de las series y un poco de cocina.
 

Viernes terminado.

Encuentro médico I, Capítulo Cirujano.
Pasados seis meses y medio de la primera cirugía y habiendo superado el “estar más Allá que Acá” (cirujano dixit), se vuelve a evaluar cómo están las cosas.
En palabras del médico, que no hayan aparecido indicadores adversos nuevos en estos meses es algo positivo. Pidió una tomografía para ver el estado de las cosas al día de hoy.

El lunes, encuentro médico II, Capítulo Clínico, para pasar un poco en limpio el plan general para los meses por venir.
 

Fin de miércoles.

Hoy se intentó repetir la caminata larga, aprovechando los últimos días templados antes de la llegada inminente del frío-frío, pero a las pocas cuadras se acortó el circuito: el largo rato previo parada en la cocina cansó un poco y consumió la nafta. Cosas que pasan.

La (ex) herida no reporta novedades desde el cierre de la cicatrización de hace un par de semanas. Todo en calma por ese lado.

Sigue la cuenta regresiva para la visita médica de evaluación.
 

Fin de martes.

Para romper la racha de varios días de poco caminar, la mañana del feriado se festejó con una buena caminata al sol por el barrio. Ocho cuadras a la redonda sin ningún problema. A la tarde, subida a las rosas de la terraza para una sesión de peluquería botánica. Para que no se diga que acá está faltando movimiento.

La noche puso al equipo completo meta repulgue, tinto y empanadas.

 

Fin de domingo.

Sin lluvia pero con ventisca, el jardín quedó instantáneamente vedado. Todo muy de interiores: series, lectura y cocina. No vi tomas de judo a sillas, pero seguramente las hubo porque es parte de la rutina diaria.

La lista de preguntas para la consulta médica del viernes sigue creciendo. A esta altura ya se divide en tomos.

Sábado que se fue.

Una buena noticia más: la consulta con el médico a fin de esta semana que viene sigue en pie, más allá de las restricciones pandémicas. La lista de preguntas que prepara la Señora no para de crecer y crecer. Si el médico se enterara, cancelaría de puro susto.

El ciclón que nos tiene a pura lluvia sin pausa es la mejor excusa para no hacer gran cosa. De todas formas, hoy me la encontré haciéndole una especie de toma de judo a una silla. Parece ser que es un ejercicio para elasticidad. Por las dudas, yo seguí derechito para la cocina.


 

Terminado el viernes.

Algo que olvidé comentar ayer: anticipando la seguidilla de días lluviosos, hubo un regreso a las calles con una pequeña caminata por el barrio. Como para verificar que todo esté en orden y en su lugar, por supuesto.

Y un frente en el que en las últimas dos semanas viene notándose un progreso asombroso es en el anímico. Pasados los seis meses, seguimos viendo progresos notables.

 

Jueves terminado.

Finalmente, parece que la herida terminó cerrando. Después de algunas semanas de idas, vueltas, amagues y finales que no se concretaban, hoy por hoy la zona no muestra zonas “inconclusas”.
Con lo que costó esa reconstrucción, habría que declararla Patrimonio de la Humanidad.

Mucha expectativa con la inminente visita al cirujano. Hay que ver qué pasa con esa cita en el contexto del nuevo confinamiento estricto que entra en vigencia el sábado. Esperamos que se pueda hacer la consulta de todas maneras.


 

Fin de martes.

La quemadura del dedo ya es Historia. No hubo mayores molestias con eso.

Hoy hubo descanso de actividades gastronómicas y el fresco no hizo muy agradable un intento de andar por el jardín. Pero la escalera ya es un rutina establecida que no falla en el día a día. Pensar que hace no mucho festejábamos TRES escalones.

Y sí, confirmamos los rumores antes de que los medios se hagan eco: estamos repartiendo rotativamente el lavado de platos. Quizás estemos ante al evento del año.
 

Cierre de lunes.

Hoy, bautismo de fuego. Literal. Preparando la cena, la cocinera se nos ha quemado un poco un dedo. Gajes del oficio culinario. Así que lo celebramos; no tanto por el machucón sino por lo que significa.

Por la mañana no faltó la trepada diaria de escalera con visita a los rosales de la terraza.

Por la tarde, abundancia de lectura y series.

Y lo voy a comentar bajito, para que el rumor no corra demasiado fuerte: estaría habiendo alguna que otra novedad en el ámbito del lavado de platos.
Pero Shh.
Bajo perfil.
Como si nada.

 

Fin de domingo.

Hace seis meses no sabíamos que seis meses más tarde íbamos a estar diciendo que ya pasaron seis meses. Las vueltas locas que pueden dar las cosas.

Seis meses es UN MONTÓN de tiempo.

Quizás no sea una fecha para “festejar”, pero sí para valorar que, dentro de todo lo que pasó, hoy por hoy estamos en un lugar que podemos agradecer. Agradecer que estamos. Agradecer el progreso de la recuperación. Agradecer a todos los que vienen acompañando, dando ánimos, energías y ayudando desde donde cada uno puede ayudar.

Eso también es un montón. Y ayuda a seguir avanzando.

Cerrado el sábado.

Contrariamente a lo que se estuvo rumoreando, NO vamos a ramificar este blog en tres para seguir la evolución de las respectivas dolencias. Las momias contracturadas están progresando favorablemente, así que todo indica que pronto estaremos tan rotos como antes.

Hoy no hubo gran actividad. Ni en exteriores ni interiores. La Dama en recuperación sí tomó el mando de las hornallas a doble turno: almuerzo y cena.

A la noche tuvimos corte de luz, por lo que las velas de la cena estuvieron casualmente coincidentes con el cumplemes número seis desde la primer cirugía.
En unos diez días ya están agendadas dos visitas médicas para hacer un seguimiento de la evaluación general post quirúrgica.


 

Fin de viernes.

A un día de soplar la media velita de este medio año bailando con la más fea, no nos dormimos en los laureles y sumamos sorpresas.
A raíz de vaya a saber qué sincronización cósmico-galáctica, papá y yo estamos coincidiendo en una colección de contracturas, lumbalgias y distensiones musculares que nos tienen más duros que La Momia. La Dama en recuperación casi casi que está más ágil que nosotros.
Juramos que no hubo pre planificación ni se trata de un boicot del equipo para reclamar vacaciones o mejores condiciones de trabajo.

A raíz de esta situación, a quienes hayan adquirido tickets para el show de revista del trío en plumas bajando agraciadamente las escaleras, les comunicamos que el mismo se posterga unas semanas y que las entradas serán válidas para las fechas reprogramadas.
 

Fin de jueves.

La jardinería se tomó una pausa hoy. Pero como parece ser que el deporte es agacharse y mover el esqueleto para romper el sedentarismo, el equipo de limpieza contó con la colaboración directa de la dama en recuperación.
De todas maneras, no faltó tiempo para cortar unos ramilletes de jardines y preparar algunos plantines a pedido.

Y encima preparó la cena.

Ya esto es humillante.

Miércoles terminado.

La cosa debe venir bastante bien, porque hoy tuvimos peluquería de jardín con la técnica más engorrosa: de rodillas, levantando yuyos y reforzando estacas.
Creo que después de más de un año de sedentarismo pandémico, ni yo aguanto ese asunto.

Y por si quedan dudas sobre el resto físico, por la noche encaró las hornallas para despacharse con una bondiola a la cerveza.
El equipo está empezando a preguntarse si habrá llegado el momento de retirarse.

(Respuesta: No, porque alguien tiene que lavar los platos)

 

Martes finiquitado.

Actualización tema herida(s).
Una, la más pequeña y que se había inflamado un poco hace un mes y pico, ya está de mil maravillas.
La otra, la que fue la Gran Herida, la de las dos cirugías, está mayormente cerrada, aunque quedan un par de cascaritas finales que tienen una especie de vida propia, activándose y desactivándose alternadamente cada tantos días. Todo indica que no reviste mayor problema, pero es uno de los temas a consultar con el cirujano en la próxima visita, dentro de dos semanas.
 

Lunes terminado.

La Señora se preocupa por haber aumentado un kilo en el último tiempo. Todos los demás lo festejamos.

Mientras tanto, en la terraza se completó la poda y arreglo de todos los rosales.

Tomamos turnos de jardinería a domicilio por línea privada.
 

Se fue el domingo.

Dentro de una semana tocamos la campana de los seis meses de iniciado este periplo alocado. De no creer. Dicen que hubo un cambio de año y después unos meses de verano. Creer o reventar, porque ni nos enteramos.

Ya van varias comidas que mamá repite plato, nos deja atrás y come más que nosotros. Pensar que pasamos dos meses luchando por lograr que comiese una cucharada de lo que fuese... y no lo lográbamos. Y encima ahora nos da cátedra de repulgue. Increíble.

Todavía falta avanzar algunos casilleros, pero si miramos atrás, lo avanzado es inmenso.
 

Final de sábado.

Hoy el fresco se hizo el guapo en el jardín y ganó la parada. Pero la batalla no es la guerra; a esta altura lo tenemos bien claro.

Tarde de películas y lectura.

A la noche, duelo de repulgues mano a mano entre la Capitana y el equipo. Un show de empanadas, tinto y panqueques.

Todo sea porque a la recuperación no le falten buenos platos que acompañen.
 

Fin de viernes.

Si estos días de frío invernal no llegaron a frenar del todo las actividades de caminata y jardinería, definitivamente la cosa va muy bien direccionada.
Hoy hubo otra sesión de “peluquería” con los rosales de la terraza. Y de paso, un poco de sol.

Se acerca la consulta con el cirujano de la PRIMERA cirugía y ya empiezan a crecer las expectativas y la lista de consultas a hacerle.

Hoy la cocina estuvo a cargo del equipo, pero mañana la guardia vuelve a rotar.
 

Ido el jueves.

El fresco prematuro aprieta, pero hoy no logró amedrentar a nuestra aventurera, que salió a las calles a hacer una caminata.
Parece que fue hace nada cuando superar los dos escaloncitos de la puerta de entrada era una odisea.

La cena estuvo nuevamente a su cargo.
A pedido del público, estamos evaluando editar el Recetario para Tiempos de Despelote, con todos los éxitos gastronómicos que nos vienen acompañando a lo largo de estos casi seis meses.

Incluirá un apéndice sobre técnicas avanzadas de evasión de lavado de platos. Un éxito.
 

Final de miércoles.

Y de golpe el otoño se volvió invierno.
Las plantas mudadas de ayer, agradecidísimas por la salvada de la Capitana. Hoy a la mañana, aprovechando el sol, hubo un poco de jardinería con las macetas de la terraza; tampoco vaya a creer la gente que el invierno alguna vez frenó las tareas de jardín, eh.

Por la tarde, entre lectura y series se intercalaron algunos ejercicios suaves para mejorar un poco la movilidad.

Un pensamiento de cambio de estación: dentro de lo espantosamente duro de toda la experiencia de estos casi seis meses, que haya sido en meses de calor fue un gigante punto a favor: con frío hubiese sido todo muchísimo más difícil y físicamente arduo.
 

 

Martes terminado.

Y llegó la fresca nomás.
Sin embargo, casi heroicamente, hoy pasó parte de la mañana en el jardín, preparando unas macetas para “mudarlas” adentro, a raíz de que son plantas que no se llevan bien con el clima frío. ¿Seguimos sumando pruebas de resistencia? Eso parece.

Los últimos rastros de la cicatrización de la herida parecen estar queriendo despedirse. Les cuesta, pero eso parecería ser.

La tarde tuvo mucho de series, pero la noche nos trajo otra cena gestionada por la Jefa de las hornallas. El resultado: impecable.
 

Fin de domingo.

Hoy, jardinería en la terraza. Se combinaron con método y estilo las subidas y bajadas de escalera con el ir y venir de macetas, yuyos y herramientas. Por lo que dicen los pronósticos, se viene la fresca, así que en cualquier momento se nos cortan las actividades al aire libre.

A la noche, cena a cargo del equipo de producción.
 

 

Cerramos el sábado.

Y a raíz de varios comentarios muy preocupados que llegaron, no descarto iniciar la creación de una ONG que agrupe a todos los sometidos por el yugo del lavado de platos. Los mantendré informados por si alguien gusta sumarse.

Mientras tanto, algunos caprichos de la cicatrización de la herida van siendo controlados a fuerza de nuevas sesiones de azúcar. Nada grave, pero como la herida está en una zona bastante exigida a la hora de moverse, algún que otro tironeo la pone a prueba.

Hoy, nuevo lucimiento al mando de las hornallas al momento de la cena.
 

Fin de viernes.

Hoy, un nuevo paso ganado. En las tareas jardinistas pudo volver a implementar por primera vez el trabajar un rato arrodillada. Sin ayuda para entrar y salir de esa postura, por supuesto.
Para quienes no estén familiarizados con el jardinismo podrá sonar una idea espantosa esto de festejar trabajar arrodillados en el suelo. Pero bueno, la jardinería es así: el disfrute no es la comodidad sino todo lo demás.

La tardecita fue de series y lectura.

La cocina hoy estuvo a cargo del equipo de producción.

La lavada de platos… siempre está a cargo del equipo de producción.
 

Terminado el jueves.

Confirmado: la fumigación no se mezcló con la comida. Estamos impecables. Los bichos del jardín probablemente no digan lo mismo.

Las escaleras ya se encaran con las dos piernas sin dudas ni zozobras. El único obstáculo que por momentos se cruza es la fiaca.

De a poco se van viendo los primeros resultados de los refuerzos de vitaminas: los durísimos efectos de los dos meses sin comer van retrocediendo día a día. Lento, pero notorio.
 

Fin de martes.

En un nuevo paso en la vuelta a tareas, hoy se incursionó en una muy necesaria fumigada de macetas y canteros, incluyendo macetas de la terraza.

A la noche también se hizo cargo de preparar una excelente cena.

Esperamos que en la obnubilación del proceso de sumar tareas no haya confundido pasos y haya dejado escapar algún ingrediente de la fumigación en la cena.

Al momento de escribir esto, no hay efectos a la vista.


 

Fin de lunes.

Ayer, por problemas técnicos no se pudo actualizar el blog. Un agradecimiento muy cariñoso a quienes se contactaron hoy, preocupados por la posibilidad de algún sobresalto.

Los dos días transcurrieron más o menos por la misma senda: un poco de tareas de jardín, dentro de lo que el clima y los días más cortos lo permiten, un poco de escaleras (ya se le anima a todas, siempre manteniendo el respeto, desde ya), una intervención culinaria fantástica, lectura, palabras cruzadas y series.

Por el lado clínico, el médico que supervisa la internación domiciliaria comentó que por el momento no es necesario repetir pruebas clínicas post antibióticos: en la medida que no haya molestias, se puede esperar.

Lo que queda de lo que fue la descomunal herida es una pequeña cascarita que está siendo ayudada por una crema cicatrizante.

Para dentro de unas semanas ya hay agendada una visita al cirujano de la PRIMERA cirugía. Pasados casi seis meses (SEIS MESES!!) y casi superada la fase post operatoria, es momento de hacer una evaluación de todo el proceso.


 

Sábado terminado.

Vamos volviendo a la “normalidad” pre antibiótica (aunque la Normalidad la abandonamos hace demasiado tiempo ya).

No hubo movimiento por afuera porque las primeras refrescadas son las más antipáticas. Pero se le ganó otro round a la escalera y a unas cuantas palabras cruzadas. 

Las series siguen a máxima velocidad.

Para mañana se promete otro éxito culinario. Me temo que nos vamos malacostumbrando.

Viernes y semana terminados.

Fin de una semana un poco más cuesta arriba a raíz del tema del antibiótico. Terminado eso, y con la expectativa de que la infección haya cedido, recuperamos de a poco las energías y los ánimos.

Hoy hubo bastante jardinería y peluquería de maceteros. Con los días frescos a la vuelta de la esquina, hay que quemar los últimos cartuchos.

Se volvió a la carga con las escaleras. Vale el plural para la que sube al primer piso y la peliaguda del garage.

A la noche, la Chef en Jefe tomó el mando de la cocina y gestionó gran cena.
 

Jueves terminado.

También terminado el tratamiento antibiótico. Esperamos que se haya superado la infección y que los malestares cedan.

Hubo un mezcladito de jardín, escaleras, lectura y series. Ni vueltas manzana ni cocina hoy. Tampoco se abusen, che.


 

Miércoles concluido.

El destartalamiento de la recta final del antibiótico se hace sentir. Si hay un medicamento que no ayuda a sentirse Feliz, son lo antibióticos. Pero cura. Así que último esfuerzo y mañana se cumple el tratamiento.

Más allá de eso, la energía alcanzó para salir a caminar un par de cuadras por la tarde, y a la noche lucirse con otro excepcional pilotaje de hornallas.
 

Ido el martes.

Los malestares causados por el antibiótico cedieron hoy, así que todo más en calma.

El emprolijamiento de canteros sigue jugándole una carrera al clima, que poco a poco va dejando de ser amigable para andar jardineando. Cuenta como ejercicio físico bastante intenso.

Hoy tocó día libre de cocina, pero mañana rotamos otra vez.

En lo que nunca hay rotación ya sabemos qué es. Y sí. A la hora del detergente y la esponja, el único que queda en la cocina es este servidor.

 

Fin de lunes.

El antibiótico suma algunas molestias clásicas de los antibióticos. Estamos a mitad del tratamiento, así que un esfuerzo más y se termina.

Mientras tanto, hoy fue un día de bastante actividad en el jardín: arreglo de canteros, podas y control de plagas. Completito.

A la noche, otro éxito irrefutable al mando de la cocina, aunque hay sospechas de que no quiere que los éxitos sean tan irrefutables, como para garantizar que la transferencia de mando se dilate en el tiempo y así seguir disfrutando los servicios del equipo de cocina suplente.
Convaleciente sí, tonta no.

Domingo terminado.

Sorpresa cumpleañera de mediodía: una fantástica tabla de picada. Resultado: todos liberados del cocinar. Y a disfrutar, que en estos tiempos no viene nada mal.

Por la tarde subió hasta el piso de arriba de lo más canchera para avisarme un par de cosas.

Después se hizo cargo de buena parte del riego.

A la noche pateé al arco con un intento de lavado de platos. “De regalo de cumpleaños”. Respondió huyendo rápido de la cocina. Clarísimo.

Seguimos atentos a que no aparezcan molestias a raíz de la evolución de la infección urinaria.
 

Despedimos el sábado.

También estábamos pensando en darle una despedida este fin de semana a este blog de novedades: la “monotonía” de las mejorías ameritaba. PERO. Hoy hubo algunas novedades que nos van a hacer seguir unos días más.

Llegaron los resultados de los análisis de estos días, y si bien por el lado de la anemia y las variables principales todo luce en franca mejoría, aparecieron indicadores de una posible infección urinaria. Es por esto que el médico que sigue la internación domiciliaria activó sin demora un tratamiento antibiótico.
Lo positivo, dentro de todo, es que no hay ni fiebre ni síntomas, por lo que no hay que hacerle frente a ningún malestar físico.

Mientras tanto, seguimos con las andanzas y aventuras: subida y bajada al primer piso, supervisión de plantas de la terraza, y una tanda de empanadas con cátedra de repulgue.

Esperamos estos próximos días avanzar sin problemas por la pasada de antibiótico para dejar atrás la infección.
 

Cerramos el viernes.

Y se subió y bajó la escalera completa.

Y se empezó a hacer ejercicios suaves para darle un poco de bola al resto del cuerpo, más allá de las piernas.

Y se descansó un poco, porque mañana toca otro capítulo de Piloteando la Cocina.


 

Fin de jueves.

Mañana de salida familiar a hacer análisis clínicos. Programón. Los resultados estarán en unos días.
Como también teníamos pendiente ir a la farmacia del CEMIC de Las Heras y Bustamante a buscar insumos, aprovechamos el lindo día para hacer la primer salida de paseo fuera del radio de los últimos cinco meses. Mamá dijo que le gustaría que le regale un piso en Barrio Parque. Tomé nota, por las dudas.

Por la tarde hizo equipo con papá en algunas tareas de limpieza, incluyendo varias subidas y bajadas de la escalera del garage, que aunque de pocos escalones, es la que más dificultades da, por lo empinada y por el tamaño de los escalones.

A la tardecita tomó el mando de la cocina una vez más y se despachó con una bolognesa épica.

Algunos me preguntan por el tema del lavado de platos.
Bien, gracias.
 

Miércoles terminado.

La cuadrilla de las veredas terminó lo suyo, así que hoy volvió la vuelta a la manzana. No se escucharon reclamos en relación a la calidad de las obras, así que damos por aprobado el asunto.

Para mantener el ritmo, también hubo subida al primer piso.

Y a la noche, un nuevo clásico que la tribuna festeja fuerte: la Comandante de la cocina se despachó con otra cena de lujo.

Mañana se arranca temprano para análisis de sangre de todo el plantel superior de la familia. Ofrecían dos por uno, así que agarramos viaje: no son tiempos de andar rechazando semejantes ofertas.
 

Martes (¡trece!) terminado.

Se sigue perfeccionando esta cuestión de intercalar piernas en la escalera. Hoy, nueva subida y bajada al piso de arriba.
Es notable cómo en este tipo de instancias en las que uno debe reaprender cosas del día a día (como caminar, subir escaleras, etc.) se capta la dimensión real de lo increíble que es nuestra máquina humana. ¡Somos una maravilla y muchas veces ni nos enteramos!

Las heridas mantienen su marcha hacia una inminente despedida final.

Seguimos viendo de reajustar la organización de la casa a partir de los últimos progresos, que aportan más independencia y autonomía.
 

 

 

Lunes cerrado.

Hoy, cena espectacular preparada por la Doña. Como en los mejores tiempos.

Más temprano repitió otra doble subida y bajada al piso de arriba, ya con el objetivo puesto en afianzar el intercalado de piernas escalón tras escalón. En cada intento se gana un poco más de confianza, que de eso se trata esto volver a la cancha y hacer goles.
 

Final de domingo.

Afuera llegan los primeros frescos. Adentro seguimos con avances de los muy buenos.

Por la mañana, subida y bajada al piso de arriba y de la escalera menos amigable del garage.

Por la tarde volvió a tomar el mando de las hornallas y la casa se puso feliz con el perfume de una de esas salsas 100% caseras.

A la tardecita, nuevo récord: subió y bajó al primer piso intercalando las dos piernas a lo largo de todo el recorrido, tanto en la subida como en la bajada. Costó. Pero se logró.

Mientras tanto, las dos heridas están mostrando progresos muy muy muy avanzados. Sospechamos que estamos a pocos días de darlas por cerradas y curadas.
 

Sábado terminado.

Como el clima mantuvo al jardín fuera de agenda, se compensó con una intensísima actividad gastronómica no programada. Estuvo varias horas parada y yendo y viniendo en la cocina, armando varios preparados para comidas de los próximos días.

La balanza acusó recibo de la buena alimentación: se sumó otro kilo en los últimos diez días. Después de todo lo pasado, no pudimos hacer menos que festejar con una contundente panquequeada.
Cualquier cosa, mal que le pese a Luis Miguel, ahora sí culpamos a la lluvia.
 

Fin de viernes.

Avanzamos varios casilleros de un tirón.

Por la mañana, DOS subidas y bajadas al piso de arriba.

Al mediodía, visita de enfermera y un poco de chapa y pintura.

Por la tarde, visita del médico que supervisa la internación domiciliaria.
Comentó que la veía mucho mejor y recuperando peso. Propuso una nueva tanda de análisis para seguir la evolución y, lo mejor de todo, en vista del estado general, redujo las dosis de TODOS los medicamentos: suplementos, vitaminas, diurético, antidepresivo… Un paso INMENSO a pocos días de cumplir los cinco meses de la primer cirugía.

Y por la noche, cierre épico: tomó el mando de las hornallas (junto a su firme auxiliar, el ingenieri) para despacharse con un impecable arroz a la cubana, no sin antes despotricar un rato porque no encontraba las cosas en los lugares “donde deberían estar”.
Obviamente, los platos no los lavó.

Aplausos.

Jueves, ido.

Después del descanso de escaleras de ayer, se volvió a hacer cumbre. Como para no perder ritmo.

La calle sigue fuera de programa por la reparación de veredas, pero se avanzó en el jardín hasta que el clima dijo basta. Después, lectura y series.

Mañana, primer ensayo general al mando de las hornallas.
Sí, por las dudas tenemos un par de latas de ensalada jardinera a mano.
 

Miércoles terminado.

Las heridas tienen aspecto de seguir mejorando. La pequeña infección parece estar en retirada, y de lo que fue La Gran Herida va quedando un resto que se sigue achicando. Tremendas batallas.

El día tuvo bastante jardinería: aprovechando el clima, que todavía es bondadoso, parece que se llega a completar el mantenimiento postergado de buena parte de este gran pequeño vivero.

Hoy armamos la grilla gastronómica de los próximos siete días con una jugada innovadora en modo “prueba”: tres cenas quedarán a cargo de la estrella de este blog.
Obviamente, no incluye el temita del lavado de platos.
Pero bueno, la dejamos pasar por ahora. Un avance es un avance, y a por eso vamos.


 

Moño de cierre al martes.

Hoy se hizo una pausa en la seguidilla de días subiendo y bajando la escalera al primer piso, pero se compensó con actividad jardinera intensa, incluyendo una parte del riego.

Es de no creer, pero la cuadrilla en la calle sigue avanzando con la renovación de todas las veredas hacia la esquina. ¿Será una pista de despegue que mandó a construir sin avisarnos?

La vacunación de papá salió sin contratiempos.

 

Lunes terminado.

Sospechamos que nos espían. O algo así.
Hace dos días, y justo después de haber mencionado lo de la queja de las veredas rotas, una cuadrilla empezó a cambiar a nuevo las veredas de dos casas de la cuadra, pegadas a la nuestra. Eso, o lo contrario: ella mandó las cuadrillas para las obras demoren las salidas a caminar.
Cosa de Mandinga.

Hoy, quinto día consecutivo de subida de escalera completa hasta la primera planta. Sigue progresando el proceso de intercalar piernas en la subida.

Las ayudas en la cocina van en aumento: alguna secada de platos, puestas de mesa…
(No, de ESO otro, nada).

Ah, y un mensaje que me pidió que haga llegar por este medio: un agradecimiento muy muy grande a todos los que siguen ahí, acompañando los progresos del día a día, leyendo y haciendo llegar cariños, buena energía y fuerzas. Son una fuente de ánimo gigante.

Mañana, vacunación para papá. Maximizando los cuidados de todo el equipo.
 

Fin de domingo Pascual.

Seguimos duplicando apuestas. Hoy las subidas al primer piso fueron DOS: una por la mañana y otra por la tarde. También se va tratando de intercalar una y otra pierna para las subidas; poco a poco va saliendo. Grandes progresos.

No hubo jardinería, pero sí un poco de cocina preparando una especie de neo-compota improvisada. Mucha creatividad en esta cocina. Acá el que no corre, vuela.
O lava los platos.

 

Sábado cerrado.

Hoy se reeditó la vuelta a la manzana. Fue llamativo que al volver comentó el fastidio que le genera tener que andar esquivando las veredas rotas. No nos queda claro si es un argumento para futuras perezas o si es una indirecta de las ganas de salir con carretilla, pala y pico a arreglar la manzana.

Repitió subida a la terraza del primer piso para revisar las plantas. También una pasada por la escalera del garage. Las escaleras poco a poco van siendo dominadas.

Pero la conmoción grande no estuvo en ninguno de todas estos progresos. No. El impacto estuvo en que, sorpresivamente, secó los platos.
¿Se reactivan las negociaciones por el lavado de platos?
 

Otro viernes que fue.

Un día bien parejito en los progresos. Y eso es muy bueno.

Después de la chapa y pintura a cargo de la enfermera, hubo una seguidilla de Grandes Éxitos.

Por un lado, otra subida y bajada completa por la escalera.

Por otro lado, en el jardín se avanzó un paso más: se encargó por primera vez del riego de todo el maceterío del pasillo de entrada. Puede parecer una pavada para el peatón desentendido de la materia, pero una regada de cuatro canteros y algo más de setenta bonsáis lleva un buen rato y ponerle el cuerpo. Otro golazo anotado, entonces.

Más tarde, en una demostración de resto físico hasta ahora inexistente, se dio el lujo de salir a sacar carpiendo a un gato invasor del jardín del fondo. La infantería reconquista posiciones, Señoras y Señores. Se acabó la joda.
 

Cierre de jueves.

Empezamos con la curación de la nueva pequeña infección de la herida.

Tuvimos otra escalada completa al piso de arriba, ida y vuelta. Todavía no parece estar cerca la mudanza de habitación a la planta alta, pero lo que hasta hace no tantas semanas era la odisea de hacer unos pocos escalones, ya es ir y venir hasta arriba. Los progresos vienen de a saltos repentinos, así que todo puede pasar en los días por venir.

Hubo un poco de jardinería, que ya es un gran hábito, y otro poco de lectura y series.

Mañana, visita de la enfermera para un poco de chapa y pintura general.

Fin de miércoles... y de marzo.

Chequeo de la evolución de la cicatrización con uno de los cirujanos.
La cosa va muy bien, pero todavía no llegamos a cantar victoria definitiva. Uno de los puntos de la última herida estaba un poco infectado, así que lo sacaron e indicaron una crema antibiótica. En principio no es algo para preocuparse, pero sí para ocuparse.
Los demás puntos que se habían salido muestran una evolución correcta. Se sigue con el tratamiento de azúcar.

A la vuelta, de pura guapa entró por el garage y subió por la escalera “difícil”. Pequeños triunfos.

Por la tarde, un clásico de clásicos: jardinería y mantenimiento de bonsáis.
Se promete un tour virtual botánico por este medio en breve.


 

Ido el martes.

Hoy, un nuevo desafío superado: la escalera del garage.
Si bien tiene pocos escalones, son altos y en un ángulo bastante empinado. Pero como “había” que buscar no-sé-qué... cuando la necesidad es grande no hay escaleras empinadas ni escalones altos. Y allá fue nomás. Con un poco de ayuda, porque no hay baranda ni lugares de donde sostenerse, ¡pero excursión superada!

Por la tarde inauguró sesiones el Gabinete Gastronómico con todos los integrantes presentes. Planificamos todas las comidas de acá a una semana, con división de roles y postas, para repartir tareas y dinamizar el día a día para todos.
No. No insistan. El lavado de platos es la derrota política más resonante de la última década.

Mañana, nueva visita a uno de los cirujanos para analizar la evolución de la cicatrización.

Otro lunes recorrido.

Y para que no se diga que anda faltando garra de escalera y que sólo se sube cuando se necesita algo, hoy otra vez tuvimos una subida completa hasta el piso de arriba sin haber ido a buscar nada, sólo por subir y ejercitar. Poco a poco se avanza en la confianza escaleril.

Las tareas del jardín siguen sin pausa. Si seguimos así, van a dar ganas de hacer una fiesta de reinauguración en cualquier momento (donde se incluiría la bajada por las escaleras en plan teatro de revista, por supuesto; para algo tanto ensayo).


 

Domingo terminado.

Descanso de escaleras hoy.
Pero jornada doble de jardinería. El otoño viene pisando los talones con el clima, así que se aprovecha todo lo posible para poner al día el departamento botánico, que estuvo en pausa demasiados meses y le dio lugar a la jungla.

Más tarde, un poco de películas.

Y se cerró con panqueques, como ya es casi Ley.

Sábado de súper acción.

Cumpliendo con la amenaza de ayer, hoy hubo de todo. Nada de vagancia de fin de semana.

Se empezó con subida sin escalas hasta la planta superior. No sólo eso: el periplo incluyó jardinería en los rosales y demás macetas de la terraza.

Más tarde, vuelta manzana completa.

Y no quedó ahí. Después se sumó a dar una mano con el cuelgue de ropa lavada.

Y lectura. Y película también.

Se festejó el cartón lleno de la jornada intensa con una panquequeada cortesía del equipo de cocina.

Viernes y cierre de semana.

Lluvia, humedad y máxima vagancia.

Ni jardinería ni escaleras. Hoy ganó la “contemplación”. Y que a nadie se le ocurra suponer que fue pereza, eh.
¿O acaso cree la gente que acá se trabaja todos los días?

Un poco de ayuda en la cocina hubo, eso sí.
No descartamos editar el “Recetario Completo para Internaciones Domiciliarias y Otros Despelotes”. Habría firma de autógrafos, suelta de palomas y service de bonsáis a precios promocionales.

Y se fue otro jueves.

Hoy, lluvia día completo, así que al jardín lo miramos desde adentro.

Pero otra vez necesitó buscar algo del arriba. Esta vez, unas zapatillas. Así que ahí fue a la carga, directo y sin escalas arriba por la escalera.
El nuevo desafío para los escalones es ir tratando de intercalar un pie y el otro al subir o bajar. Pero ya estamos hablando de asuntos avanzados, así que ya de por sí es una gran alegría.

A la tardecita hicimos cónclave familiar para definir una larga lista de comidas y preparaciones para empezar a planificar una división de tareas gastronómicas hacia adelante.

No, la lavada de platos no entra en ninguna instancia de negociación ni contrato. La abrochada es un hecho.

Miércoles, terminado.

Aprovechando el clima otoñal que lo vino permitiendo, doble jornada de jardinería. Poco a poco el jardín va recuperando su buena cara.

Dentro de una semana hay un nuevo control con uno de los cirujanos para evaluar la evolución de la cicatrización. Si las cosas resultan como creemos, posiblemente se dé por concluido el proceso de la herida, y seguramente podamos ponerle un elegante (y feliz) moño de cierre a los reportes diarios de este blog.

Veremos veremos.
 

Fin de martes.

Día de jardinería a todo motor. Sacando yuyos de macetas, podando, removiendo tierra y reacomodando. Como en los viejos tiempos.

A la noche, EL momento de la temporada: tras una buena tanda de empanadas por cabeza, cuando fui a levantar los platos me miró con ceja levantada: “¿Qué? ¿No hay más?”. Con papá nos miramos helados. Había más, claro. Y así fue como, por primera vez en más de cuatro meses y después de los kilómetros escritos sobre la falta de alimentación, ella comió más que nosotros. Momento inconcebible hasta hoy.

¿Ha nacido una piraña?
 

Cerrado el lunes.

Qué mejor estímulo que la Necesidad. Raro que falle. Así fue que hoy, queriendo encontrar no sé bien qué medias o abrigo con el rastro perdido en algún armario del piso de arriba, arremetió contra la escalera sin la más mínima duda y de un tirón estaba arriba.
Está clarísimo: una pizca más de práctica y estamos listos para subir y bajar haciendo coreografías de teatro de revista.

PD: lo de la lavada de platos es una batalla perdida.

 

Fin de domingo.

Actividad jardinista a tope: arreglo de macetas y canteros con ayuda del equipo de asistentes.

Parece ser que por sindicato está eximida de subir escaleras los domingos. Citó no sabemos qué artículo de qué tomo del estatuto del sindicato para excusarse. Ni idea. Cuestión que hoy, de la escalera, ni noticias. Veremos si la semana trae novedades, porque hay rumores sobre alguna intención de volver a la habitación del piso de arriba. ¿Será?
 

Finiquitación de sábado.

Y ocurrió el osobuco nomás.
Gran retorno triunfal a las artes del cocinar, y todos pipones, sonrientes y, muy sobretodo, felices por lo que significa.
Se rumorea que habría futuras incursiones culinarias en instancia de borrador. Veremos.

El proceso de preparación de la comida exigió bastante a nivel postural, tiempo de pie, idas y vueltas y energía, así que le dimos un descanso a escaleras y demás ejercicios por hoy.


 

Acabose otro viernes.

Finalmente, logramos la vacunación. Madrugón que valió la pena. Seguimos tachando casilleros.
Todavía no empezó a hablar ruso, y para las danzas cosacas todavía falta un poco de fuerza de piernas, pero subió y bajó varias escaleras y rampas yendo y viniendo durante el trámite, así que también valió como entrenamiento.

Por la tarde hubo bastante jardinería, lectura y series.

Pero esto, una vez más, no queda acá, porque para mañana ya está confirmadísimo el guiso de osobuco. Siguen los éxitos. Los clínicos. Y los gastronómicos.

Terminado el jueves.

Tras el atronador éxito de ayer, hoy nos dormimos un poco en los laureles. Pasa en las mejores familias.
Hubo un amague de vuelta manzana que no prosperó, y la escalera se usó ida y vuelta un par de veces hasta el escalón catorce. Vale como reposo después de los tremendos logros de estos últimos días.

Mañana se arranca bien temprano porque todo indicaría que la espera un turno de vacunación, después de un turno fallido que hoy se perdió por “turbiedades” misteriosas en la asignación de lugares.

Veremos si mañana se hace el gol.

 

Miércoles terminado.

Cuatro meses y un día después del comienzo de este terremoto cósmico, llegó el día.
Tras haber trepado la escalera dos veces hasta el decimotercer escalón por la mañana, por la tarde, frío en los pies mediante y avidez por encontrar “ESAS medias en particular”, sin mucho preámbulo anunció que subía para buscarlas. ¡Y SUBIÓ NOMÁS! Veinticuatro escalones. Cumbre histórica e inesperada. Alegría total.
Obviamente, aprovechó para revisar el estado de las rosas y demás plantas de la terraza. No se la iba a perder.
Por suerte, la bajada fue sin contratiempos y no hubo que recurrir a paracaídas ni sistemas de amortiguación.

Hoy también llegaron los resultados del último análisis de sangre: los valores mejoraron muchísimo. Si bien todavía persisten un poco dentro del rango de la anemia, comparado con los valores de los cuatro meses previos estamos en otro terreno.

Ah. Y sumó un anuncio gastronómico: quiere preparar puchero de osobuco.

Martes a toda orquesta.

Quizás fue por el clima cumpleañístico de la jornada, o quizás por puro envión de mejorías; la cuestión es que hoy el ataque sobre la escalera fue sin piedad: tres subidas y bajadas al hilo por la mañana hasta los escalones once, doce y doce respectivamente. Y por la tarde, vuelta a la carga: dos idas y vueltas consecutivas hasta el doce. Imparable.
Técnicamente, la suma de escalones ya sobra para hacer cumbre. Veremos si se da. Seguimos negociando los derechos de transmisión.

Mientras tanto, la herida está prácticamente cerrada.

Y para cerrar la fecha: brindis cumpleañero y pastafrola histórica.

Aplausos.

Intensísimo lunes.

Arrancamos con aventura a CEMIC a extracción de sangre: calles, veredas, escaleras y ascensores. Superado.

Horas después, un nuevo capítulo de escalera, con progresos. Una subida y bajada de diez escalones. Otra de once pegada. ¡Y otra más de once al hilo! Si se suman todos, la escalera ya es pan comido.

Más tarde se sumó al equipo de cocina para volver a dar cátedra de repulgue de empanadas. Dibujó en la cancha con la soltura del campeón.

Y para cerrar, un hito. Arremetió hacia la cocina y, sí señoras y señores: hizo con la maestría de siempre la tradicional pastafrola para el cumpleaños de papá, que es mañana, 16. El regreso de una Leyenda.

Un día con toda.


 

Domingo terminado.

Siguiendo con la seguidilla de Grandes Éxitos, hoy en la escalera tuvimos un avance hasta el décimo escalón (como siempre, ida y vuelta, dos veces), y la vuelta manzana se extendió a DOS manzanas.

Cerramos el kiosco temprano porque mañana toca análisis de sangre para ver cómo evolucionan las cosas. Y como vamos tomando confianza con los traslados, en vez de pedir que la toma de muestras fuese en casa, vamos de aventura al laboratorio.
Si a Mahoma no van a sacarle sangre, Mahoma va a que le saquen sangre. Algo así.


 

Fin de sábado.

Como si la vuelta a la manzana de ayer ya fuese historia superada, hoy se repitió otra vuelta, pero a OTRA manzana, más allá de la esquina. Porque acá somos así: nada de andar con chiquitas ni repetirse.

También marcó nueva marca en la trepada de escalera: noveno escalón. Dos veces. Ya arañando la mitad de camino.

Y si bien la lavada de platos sigue quedando afuera de las innovaciones, hoy tomó el mando de una parte del riego de plantas, que, como muchos sabrán, en esta comarca son algo más de "cuatro macetitas".

La presión política por los platos sigue en aumento.
 

Viernes terminado.

Y qué mejor día que un viernes para, finalmente, ¡dar la vuelta manzana completa! Éxito, papel picado y fanfarria. ¡Tremendo progreso!

Eso sí: después vino el dormirse en los laureles, porque de la subida de escalera hoy no hubo ni noticias.

Compensó, vale decir, dando una mano enorme con la previa de la cena, que venía complicada por horarios cruzados y líos varios. Así que avanzan las posiciones en el terreno culinario.

 

Ido el jueves.

Clavando firme la trepada de escalera en el octavo escalón. Ida y vuelta, dos veces. Quedan quince por delante.
La semi voltereta a la manzana también se mantiene en las mismas distancias.
Creemos que en cualquier momento se desata y rompe el molde y las marcas. El margen físico lo tiene; queda ganar seguridad y envión.

Igual que con la lavada de platos.

Ah, no… me dicen que eso sería otro tema...

En fin.

Balance de miércoles.

Plantó bandera en el octavo escalón de la escalera. La trepada es ardua, pero sigue sumando.

En la calle, dio media vuelta manzana y volvió. O sea, técnicamente fue una vuelta manzana, pero el registro Guinness no lo toma como válido, así que figura como dos medias vueltas manzana. La próxima llevamos un escribano y hacemos la certificación.

Dice todavía no sentirse en condiciones de aportar en la lavada de platos. Con tantos progresos en estos días, esto último está empezando a sonar un poco sospechoso.
 

Martes terminado.

Se acerca la vuelta a la manzana: hoy dobló en la esquina, llegó hasta la siguiente esquina y volvió. Media vuelta manzana, adentro.

La herida está cerrando increíblemente bien.

En la escalera la marca sigue en el séptimo escalón. Dos veces al día. Cuesta la subida, pero se persiste.

Hubo bastante actividad de jardinería y en la cocina se corrió la voz de un desafío, como quien no quiere la cosa: ¿se llega de acá a dos semanas en condiciones para preparar la pasta frola cumpleañera de papá?
(Música de suspenso. Títulos)

Fin de lunes.

Un escalón más en la escalera. Van siete. Y seguimos subiendo.
Y también volvió a la carga callejera: caminó de esquina a esquina, o sea que duplicó la marca de ayer.
Un nuevo logro que marca cambios: ya puede levantarse sin ayuda de las sillas del jardín, que son las más bajas y demandan mucha pierna para sentarse y levantarse.

La herida sigue mejorando mucho. Cada vez es más chica y va queriendo cerrar.

Avances chiquitos pero consistentes día tras día. Vamos bien. Falta, pero vamos bien.
 

Domingo terminado.

Y un día llegamos a la esquina.
Increíble.
Arreciaron críticas y rosarios a las veredas rotas. Pero se llegó. Y después de casi cuatro meses de aquel “como mucho es un día de internación”, significa un catálogo de obstáculos superados que nos cuesta creer.

La escalera sigue presentando una frontera dura en el sexto escalón. Pero se le va a ganar.

Además, se llegó caminando a la esquina. Más que justificado el festejo con asadazo que, además, por supuesto, es mandato médico para reponer proteínas en la recta final del cierre de la herida. Cumplimos al pie de la letra.

Moño de cierre al sábado.

La subida de escalera se mantiene hasta el sexto escalón.
Hubo caminatas varias intercaladas entre capítulos de series y sesiones de lectura. De las lastimaduras y golpes del porrazo ya casi no quedan rastros. Esa nos salió regalada.

La ayuda al equipo de cocina va en aumento. Un lujo. Aunque a algunas tareas particularmente “poco divertidas” les escapa ondeando el justificativo médico. A lugar. Por ahora se la dejamos pasar.
 

Otro viernes. Otra semana.

Hoy pasó a hacer visita semanal el médico que supervisa la internación domiciliaria. El balance general es bueno. Hizo la orden para análisis la semana que viene y ver cómo sigue el asunto de la bendita anemia.
También se sigue de cerca la retención de líquido en las piernas. Explicó una posible razón clínica de eso y cambió la medicación para buscar una mejoría.

Pasó también la enfermera para hacer hidrolavado de fachada.

Las tareas jardinistas siguen a ritmo sostenido: terminó el mantenimiento de todas las macetas de un sector, y parece que va a por más.

Hoy no hubo callejeada, pero sí un par de subidas y bajadas de escalera. Avanzamos al sexto escalón. Según declaró más tarde, “y eso porque hoy estaba cansada”.
La escalera tiene 23 escalones. Ya corren apuestas sobre la fecha de hacer cumbre. Aún no cerramos contrato para la televisación.

 

Fin de jueves.

Seguimos avanzando.
Los ensayos en escalera avanzaron del tercer al quinto escalón. Ida y vuelta varias veces. Gana en fuerza y seguridad. No podemos creerlo cuando la vemos.

También, como quien no quiere la cosa, llegamos a la vereda. Obviamente, la excusa propulsora fue jardinista: había que hacerle la peluquería al canterito de la vereda. Y allá se mandó.
Y quien dice vereda, dice esquina. En cualquier momento está dando la vuelta manzana haciendo ring raje.

También se sumó al equipo de cocina, que hoy tuvo jornada maratónica. Resultado de la colaboración: relleno para sesenta empanadas, entre otras cosas. Siempre pensando en la anemia, por supuesto.
 

Final de miércoles.

La visita al cirujano fue positiva: la evolución de la cicatrización con las curaciones de azúcar sigue muy bien. Sacaron algunos puntos (sí, casi cuatro meses después de las cirugías, todavía había puntos… ¡y quedan más!). En veinte días se vuelve a revisar.

Le dieron el visto bueno para empezar a bañarse con normalidad: en un baño. Con ciertos recaudos, para no complicar la cicatrización, pero es un pequeño gran paso en dirección a la normalización.

Hoy hubo una sesión intensiva de jardinería, bastante lectura, alguna serie y un nuevo avance: empezó a ensayar subir y bajar varias veces los primeros tres escalones de la escalera a la planta alta.
La mano viene clarísima: si no escapa por la puerta de calle, lo hará por los techos.

Cerramos el martes y nos preparamos para la visita de mañana a uno de los cirujanos. Por lo que nos parece a nosotros, la curación de la herida viene a muy buen ritmo. Habrá que ver si lo confirma el que sabe.

Hoy hubo varias subidas y bajadas por escalones y ya se habla de ir arrimando la tropa a la puerta de calle. ¿Será que la tendremos clavando bandera en la vereda en los próximos días? Veremos veremos…

 

Fin de lunes.

Nos impresiona darnos cuenta de que estamos a 20 días del otoño pero para nuestra cabeza todavía no pasaron ni las fiestas. Una experiencia extrañísima de distorsión de tiempos y espacios.

Hoy fue un día bastante bueno. Poco movimiento físico, pero hacemos la vista gorda por ser primero de mes.

Desde hace un par de semanas se está siguiendo la evolución de una retención de líquido en las piernas mayor que lo deseable y que trae molestias. Se probó con algunas combinaciones de medicación que aún no dan en la tecla, así que se sigue detrás del tema.

 

Domingo y febrero finiquitados.

Un pasito más: hoy estuvo arreglando un poco un cantero para el que tuvo que subir y bajar una escalera varias veces. Promo domingo 2x1: jardinería y entrenamiento de piernas. En Coto no se consigue.

Siguen las curaciones de la herida, y el miércoles se va a hacer una evaluación de estas dos semanas sin VAC. Todo parece indicar que vamos bien.

Sábado terminado.

Por la mañana, un poco de tareas de mantenimiento de plantas hasta que el cuerpo pidió descanso.

Por la tarde, entrenamiento de subida y bajada de escalones. La meta: ir avanzando uno a uno los casilleros necesarios para llegar a dar una vuelta manzana caminando. Médico dixit.

Tardecita: lectura y series.

Las curaciones con azúcar de la herida siguen sin problema y la cicatrización de los golpes de la cara avanza de maravillas.

Un buen sábado.
 

Cerrando el viernes.

Hoy hizo una visita el médico que supervisa la internación domiciliaria. La vio bien, hizo un par de ajustes en la medicación y comentó que en las próximas semanas se hará un nuevo análisis para seguir la evolución de la anemia.

Los golpes de la cara mejoran rápido. Sigue con look boxeador, pero ya varios días pasados de la pelea.

También notamos que mejoró mucho el andar cuando camina: más erguida, más veloz y más segura. Es increíble la comparación con algunas semanas atrás, cuando era un fantasma casi transparente incapaz de despegar de la cama.

Hoy se unió al equipo de cocina para armar empanadas y dio cátedra al resto del staff con la calidad de sus repulgues. La que sabe, SABE. Y vuelve sin prisa pero sin pausa a disputar su territorio.
 

Un jueves que se fue.

Un buen día. Bastante actividad afuera y adentro. Estuvimos haciendo juntos poda y mantenimiento de algunas plantas. Hubo lectura, series, y el equipo de cocina empezó a recibir ayuda en el armado de las comidas. ¿Se estará gestando un golpe de Estado en la cocina? Está por verse. De momento, los panqueques mantienen firme a la gestión actual. No está claro por cuánto tiempo.

Miércoles concluido.

En palabras de su protagonista: un día con fiaca.
Le disculpamos que se haya rateado de las tareas jardinistas y que no haya deambulado demasiado. Se lo ganó con los avances de ayer. Sí hubo bastante lectura y series, y dar una mano con el ordenamiento de ropa y con la logística de cocina. Además, también le puso garra a unos ejercicios de subida y bajada de escalones, que son el gran desafío en esto de recuperar fuerza de piernas.

La cara se sigue acomodando y va volviendo de a poco a su configuración original tras el golpazo.

Las curaciones de la herida siguen sin problema. La meta: cerrar ese capítulo en dos o tres semanas.
 

Cerrando el martes.

Mientras los golpes de la cara siguen cambiando de color psicodélicamente a medida que avanza la curación, las demás variables se mantienen en buena senda.

Llegaron los resultados del segundo análisis de orina (después de la primera muestra contaminada), y todos los valores están en su lugar.

La gran buena novedad del día fue que volvió a sus plantas. Por la tarde estuvo unas horas en el jardín, en su banco de trabajo, haciéndole el mantenimiento a algunas macetas: una imagen espectacular después de todo lo que estuvo pasando. En lista de espera hay una fila importante de plantas, así que es de suponer que esto fue apenas el comienzo.
 

Fin de lunes.

La evolución de los magullones es muy buena. Seguimos festejando la buena suerte a pesar del tropiezo -literal.

Con papá hicimos una visita al médico de cabecera para hacer un balance y algunos Recalculandos a partir de los progresos que se vienen dando.
La estimación es que la herida debería estar cerrando en unas tres semanas. Sobre el tema anemia, el plan es sostener la buena alimentación y seguir observando la evolución en estas semanas mientras la cicatrización sigue su proceso; las causas de la anemia pueden ser varias, pero como primera probabilidad está el tremendo estrés físico de estos tres meses y, particularmente, el impacto de los dos meses sin alimentación.

El objetivo es ir logrando que retome gradualmente actividades que combinen activación motriz con concentración mental. Eso además ayudaría a descomprimir un poco la sobrecarga del resto del staff. O sea, nosotros.

Seguimos avanzando casilleros.
 

Fin de domingo.

Un grandísimo sobresalto hoy.
Como podía ser de temer, en una de sus andanzas por ahí, pisó mal y se fue de cabeza al piso. De cabeza, literal. De cara, para ser más exactos. De lleno y sin ningún tipo de amortiguación. Tremendo golpazo.
El susto que nos pegamos fue muy grande porque el aspecto de la cosa no fue nada bueno: lo más parecido que vi a Rocky, pero fuera de un ring. Fue un golpe muy fuerte en la cara, cabeza y manos.
Por suerte, y gracias a vaya a saber qué combinación de milagros, pasada la conmoción inicial, con las horas no hubo señales de ninguno de los posibles daños serios.

Un susto de sustos, y una mala que salió milagrosamente bien. Todavía estamos recuperando el aliento.

¿O creían que ya no había más capítulos de acción?

Bajando la cortina del sábado.

Visita de la enfermera por la mañana y curaciones de la herida con azúcar por la mañana y por la tarde.
Después, mucha lectura y no tanta agitación física, pero empezó a asomarse por la cocina y otros rincones de la casa para ordenar cosas y dar una mano al “equipo de producción”.

Más allá de esto, los flashes del día se los robó el asadazo de la noche. Por supuesto, siempre en función de seguir al pie de la letra las directrices médicas en cuanto al consumo de proteínas y al armado de platos sustanciosos. Nos sacrificamos por una pronta recuperación.

 

Terminado otro viernes.

Las repercusiones positivas de estar liberada del VAC siguen sintiéndose. Suma movilidad e independencia, y eso hace al fortalecimiento general y a recuperar confianza.

Siguen las curaciones de la herida con azúcar.

Hoy la visitó el médico supervisor de la internación domiciliaria y la vio bien. Se conversó sobre el tema de la anemia, y a raíz de eso se recalcó algo que si bien es lógico, con todo el ajetreo uno lo pierde de vista: no deja de ser un período post operatorio de dos cirugías mayores, de una infección muy grave y larga, de algo más de dos meses sin alimentación y con un proceso de curación en curso de una herida importantísima. Sumada la paliza emocional. El impacto de todo esto en el cuerpo no es algo que se recupere en dos o tres días, cuatro platos de ravioles y una siesta; lleva tiempo y hacer las cosas que hay que hacer. Así que en esa senda seguimos.

Se nos sigue desapareciendo del radar de la casa de tanto en tanto.
Tengo la teoría de que está cronometrando cuánto tardamos en darnos cuenta y ver si le da el tiempo para fugarse al boliche.

Fin de jueves.

La emancipación del VAC está teniendo efectos muy prometedores.
Tuvimos otro día con ropa de calle y con bastante actividad, especialmente en el jardín. Aparte de la rutina de lectura, hubo un poco de poda y de ver en qué anda el universo botánico después de tantas semanas de ausencia.
La libertad de movimiento se disfruta, y también genera situaciones a las que estamos deshabituados: un par de veces “se nos perdió” del radar, y andaba por otro lugar de la casa. Pequeños buenos nuevos momentos.

Hubo una visita de la enfermera, que hizo la curación “azucarada” del día. Al parecer, la herida luce muy bien. O todo lo bien que puede lucir una herida de esa magnitud, se entiende.

La alimentación sigue por una senda excelente. En la cena hasta hubo repetición de plato y todo. El equipo de cocina, exultante.
 

Miércoles de buen sucundum.

Finalmente, se dio luz verde a la retirada del VAC.
En la consulta de hoy con el cirujano, previa verificación de la evolución de la herida, se sacó todo el sistema. Es a modo de prueba y no se descarta que pueda haber alguna zozobra, pero vale el intento y el retorno a la curación diaria con azúcar.

El dejar de depender de la máquina y las cañerías generó un progreso casi instantáneo en cuanto a movilidad: en casa se mueve cada vez con más independencia y seguridad, y se siguen sumando sillas y sillones de los que se puede levantar prácticamente sin ayuda.

De paso, la salida médica de hoy ayudó a forzar el vestirse con ropa de calle y arreglarse un poco, lo cual renovó un poco los aires y el ánimo de la casa en general.

Las comidas, excelentes.

 

Fin de martes.

Hoy hicieron tres meses del comienzo de este baile.
Nadie se vio venir que esa cirugía sencilla que muy probablemente se resolvía con un alta en el día, o a lo sumo al día siguiente, nos iba a meter en un túnel del terror de esta intensidad y magnitud. Imposible verle venir las jugadas al destino.

Y acá vamos, tres meses después (que se sienten como tres años, o más), poniendo el alma para avanzar un cachito cada día hacia la recuperación.

Lo destacable positivo del día de hoy (entiéndase, de paso, que en estos reportes trato siempre de hacer hincapié en los progresos, en lo que suma ánimos, y que aunque no abundo en los pormenores negativos y desánimos, de esos tenemos como para varios tomos de una colección paralela a esta) fue que la notamos tomando una iniciativa más firme al momento de caminar, ya no de la mano detrás de papá, sino por delante y con pasos más largos y firmes.

Mañana, miércoles, nuevos análisis y cita con uno de los cirujanos. ¿Se va el VAC?

 

Lunes terminado.

Las comidas siguen mejorando. El objetivo de ganarle a la anemia está funcionando como estímulo para agrandar porciones y avanzar.

A la rutina de lecturas, series y caminatas hoy se agregó una supervisión personalizada de un trasplante en el jardín. Mientras el equipo sudaba la gota gorda con cada palada, la Directora seguía atenta cada detalle. Misión cumplida. Y trasplante aprobado por la autoridad botánica competente.

Los ánimos se están acomodando bastante en comparación con los días pasados. Esperamos mantener la tendencia, porque el ánimo es LA variable para salir adelante.
 

Cerrando domingo de carnaval.

Los ánimos un poco más acomodados.

La alimentación se acerca mucho a la normalidad. Un poco más y estamos en una zona ideal. No descartamos que el tema de la anemia sea un efecto colateral de arrastre de los casi dos meses de prácticamente no probar bocado.

Las caminatas son cada vez a paso más firme, igual que las levantadas de sillas y sillones.
 

Fin de sábado.

Entraron a la cancha los crucigramas. Se suman a la rutina de ejercicios de kinesiología, series y lectura.

Todavía no hay resoluciones ni ampliaciones en cuanto al tema de la anemia.

La alimentación sigue por un camino muy prometedor.

Recomponiendo los ánimos abollados para seguir adelante.

Una vez más, gracias inmensas a quienes nos vienen acompañando duro y parejo. Hacen la diferencia.
 

Cierre de viernes y de semana.

Los resultados de laboratorio de las muestras de hace una semana dieron una anemia importante. Nos sorprende, porque las mejoras en la alimentación prometían una evolución diferente. Si bien el médico a cargo de la internación domiciliaria sugirió una transfusión, estamos esperando la opinión del clínico de cabecera para tratar de entender un poco más la situación (causas y acciones a tomar). Mientras tanto, se empezó con un refuerzo de hierro.

La muestra de orina estaba contaminada, por lo que hay que rehacer esa prueba.

Se hizo el reajuste semanal del VAC. La evaluación del progreso de la herida fue muy buena.

El día siguió la dinámica de los anteriores. Quizás con el ánimo del equipo bastante a contramano en general.

Veremos qué nos depara el fin de semana.
 

Fin de jueves.

Las cosas siguen bastante parejas.

La alimentación sigue mejorando, y poco a poco pareceríamos estar llegando a una zona de “normalidad”.

Para ponerle un poco de ritmo a la cosa y no caer en las garras enemigas de la cama o el sillón eterno, se está implementando una caminata o ejercicios suaves en las diferentes pausas entre series, películas y lectura. Hoy incluso, en el jardín, dio algunas directivas de poda y de inminentes trasplantes. Están advertidos: el que pisa esta casa, termina laburando.

Mañana toca una nueva puesta a punto del VAC. ¿Quizás la última? El próximo miércoles 17 hay agendada una visita al cirujano (el de la segunda cirugía, la más peliaguda), que tenía la meta de cortar el VAC para estas épocas. Así que la expectativa fuerte está puesta en esa visita y en lo que siga a partir de ahí.
 

Un miércoles no tan de miércoles.

Todo se mantiene más o menos sobre los mismos carriles.

Todas las actividades, posiciones y estados tienen algo de bueno y algo de incómodo o molesto a la vez. Por eso el día transcurre en una secuencia de postas que arrancan bien y terminan, antes o después, con algún grado de fastidio. El ánimo, lógicamente, calca esos ciclos; a veces empujando, otras veces siendo empujado.

La alimentación va manteniendo, en general, una consistencia muy positiva. Sin euforias, pero con optimismo.

Independientemente de que no tuvimos novedades sobre los análisis de la semana pasada, la temperatura en su lugar nos mantiene en zona de tranquilidad.
 

Martes.

Antes de que el clima complicara la cosa, se pudo aprovechar para hacer un poco de caminata por el jardín. Las visitas del kinesiólogo son una variable bastante errática porque 1. es un tipazo pero bastante colgado, y 2. viene en bicicleta y el clima lo condiciona. Resultado: quien termina haciendo de kinesiólogo en la práctica es papá: ejercicios, consignas, recorridas y escalones para arriba y abajo. Así que aparte de titulación de ingeniero de VAC, ya viene acumulando créditos suficientes para sumar una certificación de kinesiología aplicada. Nada mal para tres meses de curso intensivo.

Después llegó la lluvia y todo siguió adentro: sillón, lecturas y series.

Las comidas se mantienen en una “casi normalidad con negociaciones”. Aceptable, y prometedor hacia adelante.

Otro lunes terminado.

Vamos poniendo un poco más de intensidad en tratar de aumentar la cantidad de caminatas por la casa. Se ejercita un poco subiendo y bajando un par de escalones. Cuesta, pero el objetivo es recuperar fuerza en las piernas para llegar al cierre de la etapa VAC con la mayor autonomía de movilidad posible.

La alimentación se mantiene correcta, no sin algunas “negociaciones intensas” en algunas instancias.
El ánimo por momentos mejora bastante, al punto que hasta despuntan algunos chistes. Y por momentos, definitivamente no. Con zigzagueos y todo, no dejan de ser progresos.
 

Poniéndole el moño al domingo.

Un buen día.
Sin grandes innovaciones, pero manteniendo buena parte de lo avanzado hasta acá.

El ánimo oscila dentro de un promedio más favorable, y eso ayuda a traccionar todo lo demás: mejora la alimentación, que a su vez acelera el proceso de cicatrización y fortalece lo muscular, que a su vez acerca un horizonte de mayor movilidad e independencia, que a su vez realimenta al ánimo.

En cuanto a la fortaleza muscular: hoy hubo algunas caminatas de ejercitación que incluyeron algún que otro escalón.
También tenemos en vista cuál puede ser la siguiente meta de levantarse sin ayuda: las sillas del comedor diario. Todavía ganan las sillas, pero en estos últimos días se viene notando un fortalecimiento de piernas muy prometedor.
 

Cerrando el sábado.

Después de las sorpresas de ayer, hoy un poco de “normalidad”.

Un rato de jardín por la mañana. Sillón, lectura y series por la tarde.

El VAC marcha de maravillas, aunque ya se está volviendo tremendamente incómodo andar con ese plastificado abdominal permanentemente. La ansiedad por superar la etapa VAC crece día a día.

A la noche, solamente porque los médicos insisten con las proteínas, el equipo de cocina accedió a sacrificarse y reincidir en un asado. Todo sea por seguir los lineamientos médicos, por supuesto.
 

Viernes de sorpresas terminado.

La temperatura siguió con sus oscilaciones, pero cada vez más abajo.
A nadie le va a molestar que vuelva silbando bajito a su lugar, pero la causa de la subida de estos días sigue siendo un enigma. Los resultados de los análisis van a estar la semana que viene.

Hizo una visita el médico encargado de la internación domiciliaria y la encontró bien.

También se hizo el reajuste semanal del VAC. La evaluación es que la cicatrización progresa muy bien.

Buen clima mediante, hoy hubo doble turno en el jardín: mañana y tardecita de lectura y charlas. La alimentación y el ánimo estuvieron muy bien y la voz sigue volviendo.

La grandísima sorpresa del día la tuvimos después del almuerzo.
Volviendo a la cama a descansar, se había sentado al borde del colchón. En ese momento notamos que había que hacer un ajuste de las sábanas, y fue ahí que, como si NADA, se paró sola para dejar lugar al arreglo. Con papá nos quedamos helados: nunca hasta ahora había podido levantarse ni sentarse sin ayuda (mucha) externa. Y así, de la nada, se acababa de parar.
Cuando nos vio descolocados, mirándola como quien se encuentra a un extraterrestre en el baño, muy suelta de cuerpo nos dijo “¿qué pasa?”. “¡Te acabás de parar!”. “Ah, ¡y claro!”, canchereó. ¡Y se sentó y VOLVIÓ a parar! Como para que no quedaran dudas.
Sensacional momento. Todos los que vienen siguiendo el día a día de esto saben muy bien cuánto significa esto. Es inmenso.
Los sillones y sillas todavía son complicados por la altura, pero este paso fue contundentísimo.
Más tarde, a la noche, duplicó la apuesta: caminó unos pasos por las suyas, sin ayuda. Como que le agarró el gustito.
En cualquier momento se raja al boliche.

Y se fue un jueves.

Se hizo largo el ayuno esperando la toma de muestras para análisis: las 12 horas terminaron siendo más de 14, y esas dos de yapa fueron cuesta arriba. Pero se superó la prueba, y sin los sustos de la vez anterior.

La temperatura sigue haciendo cosas raras. Sube y baja sin ninguna lógica a lo largo del día. Si bien no son valores “preocupantes”, teniendo como antecedente todo lo que pasó en estos tres meses y el proceso subyacente, el semáforo no se nos mueve de amarillo.

El buen clima (al fin!) permitió volver al jardín y pasar unas horas leyendo ahí. Después, un poco de ir y venir para mover el cuerpo, visita de enfermera y las series de rigor.

El ánimo estuvo razonablemente bien. Igual la alimentación.
La voz sigue tomando color; es el progreso más claro de estos días.

Mañana toca ajuste semanal del VAC, que después de varias semanas con el carácter atacado, esta tuvo una performance impecable. Si los pronósticos se cumplen, no estaría faltando demasiado para superar esa etapa de la cicatrización.

 

Fin de miércoles.

La temperatura hace locuras y nadie entiende muy bien cuál es la lógica.
Hoy arrancó el día un poco alta, al mediodía bajó de golpe a valores normales, a la tarde volvió a subir otro poco y a la nochecita, clásico momento de subida de fiebres, bajó un par de escalones. Todo esto, sin paracetamol. Misterio.

Mañana se van a hacer las muestras para laboratorio y veremos si surge algún indicio.

La rutina del día fue más o menos la que viene siendo: lectura, sillones y series. La alimentación fue buena.

La gran sorpresa del día yo la tuve a la tarde, aunque, según papá, ya desde ayer a la tardecita él lo venía notando. La voz: de repente está empezando a reaparecer la voz que todos le conocemos. Todavía no al 100%, pero comparado con el hilo de voz frágil y casi susurrada que le escuchamos desde hace casi tres meses, este cambio repentino es un salto inmenso. También la notamos con más ánimo y con algunas salidas humorísticas. De nuevo: sin llegar a grado de Comedia, es un progreso repentino que aportó una gran dosis de optimismo en medio de esta zozobra de temperaturas misteriosas.
 

Cierre de martes.

Día un poco tenso: volvió a subir la temperatura.

No la acompaña ninguna otra molestia, por lo que está muy poco claro por dónde atajar el tiro. Estamos muy atentos a cómo evoluciona y el médico ya activó una orden para que se tomen muestras para análisis en estos próximos días. Queremos evitar todo lo posible un ingreso a Guardia porque eso implica, por protocolo, hisopado e internación con aislamiento por un par de días, cosa que la vez pasada (ver 27 Dic) le resultó durísimo.
De momento, la instrucción es paracetamol y estar atentos. Eso hoy mantuvo todo muy controlado y terminó el día con baja temperatura pasado el efecto del paracetamol.

Más allá de esto, se mantuvieron las rutinas de andar un poco y ver un par de series y documentales.

Veremos cómo seguimos mañana.


 

Lunes terminado.

En general fue un día bastante bueno. Sacando la lluvia, que mantuvo al jardín y al kinesiólogo (que viene en bicicleta) fuera de cronograma, el resto mantuvo un balance positivo: bastante ir y venir entre sillones, cama, ejercicios en escalones, libros, series, buena alimentación y ánimo aceptable.

Lo único que nos puso en cierta Alerta fue una inesperada curva medio extraña de temperatura, que fue subiendo a lo largo del día y a la nochecita pareció perder envión con valores a la baja. La indicación es estar atentos. Esperamos que mañana el asunto quede en anécdota.
 

Domingo pasado por agua.

No se entiende cómo es que de repente, en plena recta final de enero, apareció un otoño rioplatense de manual, traccionado por una sudestada que promete días de agua, fresco y gris. Pero así es nomás. De todas maneras, como nosotros estamos metidos en esta cápsula atemporal en la que todos los días son el mismo día, podría ser cualquier mes del año, de cualquier año, y nos resulta exactamente igual. Hace dos meses y medio nos escapamos del almanaque y seguimos empujando fuerte para volver al cronograma terráqueo.

Más allá del contexto otoñal, hoy a la mañana hubo un paréntesis climático que permitió una estadía en el jardín. A propósito de esto: se ve que algunos bríos están queriendo volver, porque a la vuelta de esa jardineada me llegó la llamada de atención de ajustar el riego de un par de plantas en particular. Ojito.
El resto del día tuvimos un VAC funcionando como un violín, bastante lectura y varios recorridos por Italia mirando documentales.

La alimentación nos dio otro balance positivo que nos hace ilusionar.

Fin de sábado.

Día tranquilo y sin mayores sobresaltos.

Bien temprano hizo una visita de rutina la enfermera, y el resto del día fue una sucesión de sentarse en diferentes sillas y sillones, recostarse, leer y viajar con documentales de la Toscana y Madeira.
La visita al jardín hoy se suspendió por mal clima. Pero pese a la sudestada, el equipo de cocina se puso en pie de guerra y enfrentó este otoño en enero haciendo un dignísimo asado. Siempre por indicación médica, por supuesto.

El comportamiento del VAC fue impecable. Sigue avanzando el cierre de la herida.

La alimentación de hoy fue felizmente correcta, y el ánimo sigue con las oscilaciones que ya conocemos, intercalando momentos más luminosos con momentos menos luminosos. Como el clima, pero varias veces dentro de un mismo día.

Cerramos el viernes.

Tuvimos la visita de quien supervisa la internación domiciliaria. A partir de los resultados de los análisis de sangre que se hicieron la semana pasada, se agrega una batería de refuerzos de vitaminas y complementos. Si bien en estos días la alimentación mejoró un poco con respecto a los días en los que se hizo ese análisis, lo mejor es reforzar para no exponerse a riesgos.

Finalmente, se destrabó la burocracia del VAC: trajeron los insumos y vino la técnica encargada de hacer las curaciones y reajuste del sistema.

Hubo un buen rato de disfrutar el jardín, con breve instructivo sobre poda de rosales incluido. También un par de capítulos de serie en el sillón y bastante lectura. 

La alimentación, sin ser la mejor de estos días, se mantuvo aceptable. El equipo de cocina saca toda la pirotecnia gastronómica a la cancha en cada preparación para tratar de avanzar algún casillero. 

El ánimo por momentos nos regala rachas un poco más chispeantes. No sobra nada, pero se mantiene el rumbo, que es lo más importante.

Fin de jueves.

Siguiendo la cronología del cierre de ayer, y como en toda buena historia de suspenso, las cosas no terminaron siendo como parecía.
Cuando todo indicaba que El Malo había sido aniquilado, por la espalda de la protagonista vimos fuera de foco que de la bañera volvía a levantarse lentamente el enemigo: anoche, durante toda la noche, la alarma del VAC no dejó de sonar. Por más que se intentó improvisar parches, tapones y sellados, sonó, sonó y sonó. Papá llegó a acostarse en el piso, al lado de la máquina, para resetearla cada vez que sonaba, para ganar unos segundos de silencio hasta que otra vez recomenzara el pitido. Una locura.
A las 6am decidió poner todo en la cancha y mandó hasta al arquero a cabecear al corner: cubrió todo el sellado de la panza con otra capa de sellado y, finalmente, la alarma dejó de sonar.

Hoy hubo intensas idas y vueltas burocráticas, ya algo más subidas de tono, porque encima de esto, todavía no se habían aprobado los insumos nuevos para el VAC, por lo que por más que viniesen quienes están a cargo, no se habían enviado los elementos de trabajo.
Una vez más, aparentemente hoy se habría destrabado el asunto.
De todas formas, mañana viene a hacer un control el supervisor de la internación domiciliaria, así que el plan es tratar el tema.

En cuanto al día en sí, lo más destacable es que en las comidas notamos un nuevo pequeño progreso, casi casi acercándonos a cantidades “normales”. El gran estímulo es que comer es acelerar el proceso, y eso es lo que más queremos todos.

También quiso lavarse el pelo por sí misma por primera vez en dos meses y medio. Se la vio muy contenta y a gusto una vez terminada la tarea. El valor de las cosas ínfimas cuando, al perderlas, descubrimos que no eran tan ínfimas.

Seguimos avanzando.

Gracias gigantes, siempre, a quienes nos hacen llegar día a día un montón ánimos y apoyo. Nos hacen bien. Nos sostienen. ¡Gracias!

 

Miércoles de aventuras.

La gesta empezó con la bajada de escalones de casa (que por estos días equivale a trepar un muro de 2 metros), y el disparo de inicio fue el golpazo accidental que ligó el equipo del VAC ni bien lo subimos al auto. No sonó la alarma y siguió funcionando. Zafamos.
Durante el viaje la pasajera midió bastante sus críticas a las cunetas y a la coctelera de los pasos a nivel. Un enorme punto a favor fue que hoy en el sanatorio donde veía al cirujano, también atendía el kinesiólogo que la está tratando, que se ofreció a ir a recibirla para ayudar con el traslado por el edificio. Cuestión que al final terminó siendo una sesión de kinesiología improvisada, con escaleras, rampas y uso intensivo de piernas.

La evaluación de la herida fue que, si sigue todo como viene, en unas dos semanas se podría estar dando por terminada la fase VAC y volverían las curaciones con azúcar, pero ya como instancia de cicatrización final.
La consigna para acelerar la curación: comer MUCHA carne, para meterle una gran carga de proteínas al motor.
¿Alguien dijo parrillada todos los días?
Bueno. Pero, pero sin perder un hígado por semana.

En tres semanas, nuevo control con el cirujano.

El resto del día fue un poco la rutina de esta última semana: un poco de siesta, sillón, lectura y series. Por momentos estamos notando algo más de fuerza e iniciativa. No es un gran brillar, pero alcanza para seguir empujando y creyendo que hay buenas cosas por venir.

Digno cierre del día: justo antes de dormirse, de la nada empezó a sonar la alarma del VAC.
El Ingeniero metió mano, hizo unas magias con el sellado y la máquina se calló.
 

Cerrando el martes.

El día transcurrió bastante a los saltos, principalmente por el VAC.
Para que se entienda: el VAC se trata más o menos como de envasar al vacío con film la panza, con una bomba que mantiene ese vacío. Cualquier filtración de aire o cambio de presión hace que el sistema dispare una alarma advirtiendo que la cosa no está bien.
Desde ayer a la noche veníamos teniendo alarmas de pérdida de presión: entre el calor y la mayor movilidad, no es raro que el asunto se desacomode.

Justamente, hoy vino la técnica que se encarga de hacer los ajustes del VAC. Hizo lo suyo, dejó todo fantástico, y al rato de irse el sistema volvió a fallar. La técnica volvió. Reajustó, reacomodó, y probó: todo OK. Un par de horas más tarde, otra vez la alarma. Moraleja: no vemos la hora de que esa herida cierre de una buena vez y podamos despedir con honores al VAC y estar un poco más tranquilos.

La evaluación que se hizo hoy es que la herida ya pasó la fase de drenado y está en fase de regenerar tejido. Un poco más cerca. Aunque esas alarmas hacen que se haga eterno.

En cuanto a las actividades, hoy estuvo bastante fuera de la cama: leyendo, viendo algunas series… Hasta ahí llegan los ánimos por el momento. Además, el calorísimo nos mantuvo alejados del jardín.

Mañana toca visita al cirujano de la segunda cirugía. Será una mezcla de excursión con aventura. Con el bendito VAC a cuestas, por supuesto. Veremos qué historias nos esperan.
 

Fin de lunes.

El calorazo infernal no detuvo una sesión de kinesiología bien intensa. El miércoles hay visita al cirujano, y se eligió no pedir traslado en ambulancia, así que con el kinesiólogo hubo ensayo de movimientos y subida y bajada de escalones.

Con los movimientos y las molestias del calor, el VAC hizo sonar alarmas de pérdida de presión durante todo el día. Se supone que mañana hay un nuevo reajuste (si le ganamos a las burocracias, eterno obstáculo).

Hubo una sesión de cine, y en las comidas las cantidades fueron correctas. Nunca faltan unas buenas cuotas de negociación y persuasión, por supuesto… como para no perder la costumbre.
 

Un domingo bien domingo.

El calor fue el gran protagonista, así que la cosa no dio para deportes de alto rendimiento.
Un poco de jardín a la mañana, otro poco a la tardecita, un rato de series, y una alimentación bastante aceptable.

Sin grandes hitos, pero manteniendo la regularidad.
 

Fin de sábado.

Avances de los buenos: pasó gran parte de la mañana sentada en el jardín, y después del almuerzo y siesta hizo otra tanda de jardín y un poco de series en el sillón. Sacarle horas a la cama es el Gran objetivo por estos días, así que hoy avanzamos duro y parejo en esa dirección.

Buena alimentación. Y aunque los ánimos no se manifiestan del todo luminosos, seguimos sumando paso tras paso hacia el estar mejor.
 

Otro viernes.

La imagen del día: después de dos meses y una semana, volvió a sentarse en “su sillón” de siempre. Estuvo leyendo un rato hasta que las molestias del estar sentada le ganaron. Un paso simbólico. Y de paso le robamos unos minutos a la cama, nuestro nuevo enemigo mullido.

Hoy no logramos negociar caminata al jardín, pero las idas y vueltas al comedor diario y los ejercicios de kinesiología ya son rutina.

La alimentación estuvo “adecuada”; ni progresos ni retrocesos. Y alguna película o serie se cuela por ahí, como para distraer un rato la cabeza a la tardecita.
 

Bajando la cortina del jueves.

El emparche del VAC que improvisó anoche el Ingeniero pasó todas las pruebas: no volvieron a sonar las alarmas y el sistema siguió funcionando sin problemas. Nos estamos especializando.

Fue un muy buen día a nivel alimentación, que es una de las grandes batallas.

En cuanto al ánimo, algo irregular: está costando mucho el proceso de despegar de la cama. Logramos una caminata con estadía de unos minutos en el jardín, charlando y viendo fotos viejas, pero la resistencia a andar fuera de la cama está siendo enorme. El cuerpo da señales de muy gradualmente ir queriendo acomodarse, pero está faltando un poco de nafta anímica, que cuando escasea frena todo lo demás.

Finalizado el miércoles.

Día más amigable.

En la alimentación tuvimos un pequeño pero muy significativo avance con respecto a los dos días anteriores, en los que se había perdido algo de terreno. Festejamos mucho eso.

Hubo una caminata al jardín para hacer los ejercicios de kinesiología. También un poco de lectura y un rato viendo una película que le resultó una estupidez. Aparte de esto, mucho descansar porque la noche no había sido de buen dormir.

Ahora a última hora estamos teniendo algunos avisos de funcionamiento extraño del sistema VAC. El Ingeniero Tomé metió mano en el sellado del sistema y por suerte parecería haber logrado un emparche. Veremos si la noche se pone agitada o no.

Para agregar un poco de emoción a esta historia tan monótona y predecible, desde hace un par de días está sintiendo dolor en la boca al comer cosas dulces. Conociendo el prontuario dental de la implicada, ya empezamos a hacer algunos borradores de cómo podríamos armar la logística, VAC incluido, para visitar a su odontóloga… que está en la punta opuesta de la ciudad.

Sí, todo esto se parece cada vez más a una road movie interminable.

Cerrando el martes, el titular principal se lo lleva el susto que nos pegamos al mediodía.

El ayuno desde anoche en espera de la toma de muestras para análisis se extendió más de la cuenta a raíz del retraso de quien tenía que venir. Entre una cosa y otra, se terminó haciendo el mediodía. Así fue que después de algo más de catorce horas de ayuno, estando en la mesa dando el primer bocado, un bajón fuertísimo de presión casi nos la deja evaporada como la Bruja del Oeste del Mago de Oz. Se sintió pésimo y fue un susto grade. Así que de vuelta a la cama y a recuperarse del tremendo pozo de aire.
Por suerte, con el correr de las horas todo se normalizó.

Es crucial recuperar fuerza y energía, así que seguimos tratando de ganarle milímetro a milímetro terreno al tema alimenticio.

Ya está establecido que el nuevo lugar para las comidas es la mesa del comedor diario, así que esa caminata de ida y vuelta un par de veces al día es una buena rutina de base.

Por momentos tiene bastante ánimo, y por momentos no tanto. Está leyendo bastante y hoy quiso ver otra película.

Se hizo el ajuste de VAC semanal, que a esta altura resulta muchísimo menos doloroso que antes (justo mérito también de la técnica que viene a hacerlo, que tiene gran mano).
Eso sí: siguen los desentendimientos burocráticos entre las partes administrativas con el VAC. Debe ser para que no nos aburramos en todo el tiempo que nos viene sobrando.

Fin de lunes.

La visita kinesiológica vino con sorpresas. En primer lugar, después de algunos ejercicios en el jardín, el kinesiólogo la hizo caminar sin andador, cosa que hasta ahora era impensable. Cuando estaban volviendo a la habitación, le preguntó dónde solía comer antes de toda esta situación: cuando mamá le dijo que en el comedor diario, el médico dijo, “Bueno, vamos”. La guio hasta ahí, la hizo sentar, y le dijo “Bueno, a partir de ahora, ya puede comer en la mesa de siempre”.
Y así fue que hoy, después de dos meses, almorzó y cenó en la mesa con nosotros. Un paso gigante.

La visita del supervisor de la internación domiciliaria también fue positiva. Mañana vienen a tomar muestras de análisis para ver cómo siguen los valores clínicos.

Finalmente, se destrabó el nudo de papeles con el VAC y hay soporte por un mes más. Mañana vienen hacer la evaluación de la herida, las curaciones y los reajustes del sistema.

Fin de domingo.

Para compensar el faltazo de caminata de ayer, hoy se duplicó la apuesta: hubo una ida al jardín, con no tan breve estadía, y vuelta. Poco a poco va sumando fuerza y seguridad en las piernas.

Pero lo que se sumó de caminata, se pichuleó en las comidas, que fueron un poco menos “ideales” de lo que vienen siendo. Es un poco el zigzagueo de los días. De todas formas, en general hay un progreso que, aun con oscilaciones, se mantiene.

Mañana, lunes, esperamos la visita del kinesiólogo, del supervisor de la internación domiciliaria, y aspiramos a que se termine de resolver el lío burocrático del VAC.

Fin de sábado.

Día con buen ánimo y recuperación bien encaminada.

Hoy no logramos negociar una caminata; la fiaca pudo más. Pero hizo algunos ejercicios de kinesiología, estuvo leyendo bastante y además le dio por mirar una película. Es increíble cómo las cosas que uno puede considerar “pavas” del día a día de la vida, de repente toman enorme valor.

La alimentación sigue por buen camino. Casi siempre despotrica cuando ve llegar los platos, acusando al equipo de cocina de cargarlos cada vez más (cosa que, en rigor de verdad, es cierto). Pero casi siempre termina comiendo todo o gran parte de lo servido. Así que seguimos corriendo poquito a poquito la frontera.

Sobre la nochecita hubo una bajada de temperatura muy prometedora. Es una variable que se mueve permanentemente, probablemente por el proceso de curación de la herida, pero cuando hace estas bajadas nos ilusiona con que el proceso va poco a poco queriendo acomodarse.

Cerrando el viernes.

Otro día con balance positivo.
El ánimo sigue sumando señales de progreso: compartimos algunas charlas y bromas, hasta que de repente se cansa. Entonces nos despacha, como hoy, revoleando una mano por el aire y “Bueno, chau”.

La alimentación sigue en buen rumbo de normalización.

También se van sumando minutos sentada fuera de la cama. Y hoy repetimos la Operación Caminata. Como llovía, no salimos al jardín, pero llagamos hasta la puerta, corroboramos que llovía de arriba para abajo, y de vuelta a la habitación.

El tema que sí nos tuvo alterados fue el asunto del VAC. No desde lo clínico (por suerte) sino desde lo burocrático. En toda la semana fue imposible lograr que coordinaran la renovación de una orden médicos, Internación Domiciliaria y Auditoría, por lo que llegó el día del vencimiento y la autorización nunca estuvo. La preocupación no es tanto porque alguien pudiera venir a querer desarmar el sistema, sino por el riesgo de quedar sin soporte técnico en caso de algún problema. Según nos dice uno de los médicos, la autorización va a estar, y en el mientras tanto la continuidad del soporte está “apalabrada” con la empresa que da el soporte. En fin.
Como siempre comentamos: el mejor sistema de salud es aquel al que uno no necesita recurrir.

Y se fue otro jueves.

Después del cierre con suspenso de ayer, hoy por suerte recuperamos un poco de calma: la temperatura se reacomodó en los valores más normales de los días pasados.

La alimentación también se sostiene encaminada hacia una normalización, al punto que por momentos tememos que en alguno de los nuevos raptos de hambre empiece a comerse algún mueble o la ropa de cama. De momento, no llega a tanto.

La enorme noticia del día es que hoy, por primera vez, y como parte de la ejercitación kinesiológica, hicimos entre los tres una excursión caminando hasta el jardín. “¡Mi jardín!”, dijo cuando llegó, levantó la vista y vio sus plantas. Se nos cayeron las medias. Sabemos cuánto significa para ella ese paso.

Va volviendo. La remada es dura, pero va volviendo.

Y se fue el miércoles.

Sin mayores novedades. El hambre sigue bien encaminado en un retorno gradual, y las rutinas de kinesiología se cumplen puntuales y al pie de la letra.
Hoy logró estar un buen rato sentada fuera de la cama. Es una pulseada con las molestias físicas, pero día a día se esfuerza por ganarle un cachito más de terreno.

Sobre la tardecita nos sorprendió un movimiento de temperatura a contramano de lo que veníamos viendo estos días. Sería ideal que eso se reacomode. Quedamos expectantes a ver cómo evoluciona mañana.

Los cierres con suspenso se niegan a salir de la cancha.

Cierre de martes.

Hoy tuvimos un pequeño gran sobresalto cuando, por un comentario al pasar de una de las técnicas del VAC, nos enteramos que a ella le figuraba la indicación de que en cuatro días vencía la orden de ese tratamiento y lo iban a retirar. Obviamente, en cuatro días ni soñando va a estar cerrada la herida. Tuvimos varias horas de un intenso thriller burocrático mientras se intentaba resolver el entuerto. Finalmente, llegó la solución: el médico a cargo de la supervisión de la internación domiciliaria logró renovar la orden del VAC. Alivio. Y seguimos.

Por el lado de la evolución diaria, una gran noticia: hoy al mediodía, por primera vez en dos meses, el almuerzo fue un almuerzo “normal”. Gran señal de que las cosas, poco a poco y con gran esfuerzo, van queriendo acomodarse.

Hubo otra visita del kinesiólogo, que ajustó la rutina y la hizo un poco más exigente. El objetivo es conseguir el fortalecimiento necesario para despegar de la cama y volver a caminar.